5 de octubre de 2007

La verdad de Fresas Salvajes



-Voy a tener un hijo.

-¿Estás segura?
-El médico me lo dijo ayer.

-Ah, ¿sí? Así que ése era el secreto.

-Quiero que sepas que lo voy a tener.

-Pareces decidida.

-Sí, así es.

-No quiero hijos, tendrás que elegir.

-Pobre Evald...

-No me compadezcas. Es absurdo vivir en este mundo, y más aún traer hijos a él y pensar que vivirán mejor que nosotros.

-Es sólo una excusa.

-Piensa lo que quieras. Fui el hijo no deseado de un matrimonio infernal. ¿Estás segura de que el viejo cree que soy su hijo?

-No es excusa para portarte así.

-Tengo que estar en el hospital a las tres, no tengo tiempo ni ganas de hablar.

-¡Cobarde!

-Sí, lo soy. A mí esta vida me revuelve el estómago y no pienso hacer nada que me ate a ella ni un segundo más allá de lo imprescindible. Sabes que lo digo en serio. Sé que no tienes razón.

-No existe lo correcto y lo incorrecto.

-Cada uno actúa como necesita. Lo puedes leer en cualquier libro de la escuela elemental.

-¿Y qué necesitamos?

-Tú, vivir, existir y crear vida.

-¿Y tú?

-Estar muerto. Total y definitivamente muerto.


(Ingrid Thulin y Gunnar Bjornstrad, en Fresas Salvajes, de Ingmar Bergman).



2 comentarios:

Agurdión dijo...

"Si la mayor parte de los filósofos se mantuvo en la soltería fue por testimoniar que el fin último de la humanidad no es reproducirse. No somor perros ni paramecios; no somos conejos. La filosofía es la constatación de que existe una manera no sexual de perpetuarse; las herencias filosóficas ignoran los genes. (...) Los filósofos no penetran, se retiran, y esta retirada tiene un nombre: melancolía."

Jean-Baptiste Botul, en 'La vida sexual de Immanuel Kant'

Rain en ZQ. dijo...

Diálogo sin medias palabras.
En otro nivel, comentando desde lo concreto, lo terrenal, cuando un niño está en el vientre de una mujer ya no se trata de si es deseado o no. Depende también de la actitud ante la vida y no sólo ante uno mismo, que se tenga. El niño está ajeno a las vicisitudes que abaten a quienes están implicados en su concepción. El niño siente, sólo siente y ser rechazado le llena de desolación, a él o a ella que aún no tiene conciencia, que solo siente...

Ante las consideraciones
filosóficas, sí, realmente este mundo no está para traer más niños y sin embargo nacen, sin embargo vienen: la mujer puede abortar , mas de hecho, lo prefererible es no hacerlo, a menos que sea una enferma mental, siempre habrá coraje para criar un hijo.

Antes que desechar un feto, mejor cuidarse (y bueno, esta línea la iba a borrar, mas que allí quede aunque sea obvia).

Creo que Bergman ahonadaba toda consideración dejando abierta la reflexión...